Las recientes declaraciones del presidente de Colombia, Gustavo Petro, sobre la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) han generado controversia y confusión. En sus afirmaciones, Petro expresó su intención de acudir a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para denunciar que el Estado colombiano no está cumpliendo con lo acordado en el proceso de paz con las FARC. Además, cuestionó la fragmentación de los casos del conflicto y propuso la creación de un tribunal de cierre para abordar la verdad judicial de manera integral.
Petro ha señalado que la JEP no constituye una instancia de cierre para la verdad debido a la dispersión de los casos entre distintos tribunales, lo que dificulta el acceso a una justicia integral. Sus declaraciones han sido recibidas con perplejidad tanto dentro como fuera del país, dado que la JEP ha sido reconocida internacionalmente como un mecanismo fundamental para la reconciliación y la rendición de cuentas en Colombia.
Ante la sorpresa y el desconcierto generado por las afirmaciones del presidente, Roberto Vidal, presidente de la JEP, ha expresado su preocupación por la falta de comprensión sobre el papel del tribunal y ha destacado la importancia de la justicia transicional en la construcción de la paz. En medio de estas controversias, persisten interrogantes sobre el compromiso del Gobierno con la implementación del Acuerdo de Paz y el enfoque hacia la verdad y la reconciliación en el país.