En una drástica escalada del conflicto, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han lanzado una nueva ofensiva terrestre en la Franja de Gaza, reanudando operaciones en áreas de las que se habían retirado hace aproximadamente dos meses. La acción, que se centra en el centro y sur de Gaza, busca ampliar la zona de seguridad israelí y establecer un corredor que conecte el norte y el sur de la región.
Este movimiento se produce tras una serie de bombardeos aéreos que causaron la muerte de más de 400 personas, según fuentes del Ministerio de Salud de Gaza, y que rompieron una delicada tregua que se había mantenido desde enero. La ONU ha confirmado la muerte de uno de sus empleados en Gaza, quien fue víctima de un ataque a un edificio de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS).
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha declarado que el país reanudará los ataques con «toda su fuerza», acusando a Hamás de ignorar las negociaciones para un alto el fuego. «Si no se libera a todos los rehenes israelíes y no se expulsa a Hamás de Gaza, Israel actuará con una fuerza nunca vista hasta ahora», advirtió Netanyahu, sugiriendo que se avecinan acciones aún más contundentes.
El funcionario israelí Katz, aludiendo a un mensaje del presidente de EE. UU., Donald Trump, instó a los gazatíes a liberar a los rehenes y a deshacerse de Hamás, sugiriendo que esto podría abrir oportunidades para su futuro. «Lo que viene será mucho más duro», subrayó Katz, insinuando que los recientes bombardeos son solo el «primer paso» de una campaña más amplia.
Actualmente, 58 de los 251 rehenes capturados durante el ataque de Hamás el 7 de octubre aún permanecen en cautiverio, con informes que sugieren que 34 de ellos podrían estar muertos. Mientras tanto, Israel ha intentado extender un acuerdo de cese al fuego que expiró el 1 de marzo, en el cual Hamás liberó a algunos rehenes a cambio de la liberación de prisioneros palestinos por parte de Israel. Sin embargo, las negociaciones para una segunda fase de alto el fuego han fracasado, con Hamás rechazando las propuestas israelíes.
La situación se complica aún más, ya que el gobierno de Netanyahu enfrenta presiones internas de sus aliados de ultraderecha, quienes se oponen a cualquier retirada completa de Gaza. Por su parte, Hamás se enfrenta a la difícil decisión de liberar a los rehenes sin garantías de un alto el fuego duradero, lo que podría dejarlo vulnerable a futuras represalias israelíes.
Con el conflicto en un punto crítico, la comunidad internacional observa con preocupación la posibilidad de una escalada aún mayor en la violencia en la región.