El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que designa el inglés como la lengua oficial de Estados Unidos, con el propósito de “promover la unidad” en un país diverso y multicultural.
En el documento difundido por la Casa Blanca, Trump argumenta que “un idioma designado a nivel nacional está en el núcleo de una sociedad unificada y cohesionada”, y subraya que Estados Unidos se fortalece con una ciudadanía que puede intercambiar ideas en un idioma compartido.
Esta medida revoca un decreto de 2000, firmado por el expresidente demócrata Bill Clinton, que exigía a las agencias federales y a los organismos financiados por el gobierno proporcionar acceso a servicios públicos a las “personas con un dominio limitado del inglés”. A pesar de la nueva orden, las dependencias gubernamentales mantendrán la flexibilidad para determinar el nivel de asistencia en otros idiomas.
La Casa Blanca reconoce que más de 350 lenguas se hablan en Estados Unidos, pero el texto de Trump resalta que el inglés ha sido el idioma nacional “desde la fundación” del país. También recuerda que documentos históricos, como la Declaración de Independencia y la Constitución, fueron redactados en inglés.
Esta decisión representa un nuevo desafío para el español en Estados Unidos, ya que es el segundo golpe desde el regreso de Trump al poder el 20 de enero. Su administración ya había cerrado la página web de la Casa Blanca en español y eliminado cuentas oficiales en redes sociales en dicho idioma durante su primer mandato en 2017.
Con más de 43 millones de hablantes nativos de español en EE. UU., cifra que asciende a 57 millones si se considera a quienes tienen conocimientos limitados, según The Hispanic Council, el panorama lingüístico del país es complejo, incluyendo otros idiomas de comunidades inmigrantes como el chino y el vietnamita, así como decenas de lenguas tribales de nativos americanos. A lo largo del último siglo, varios intentos de declarar el inglés como lengua oficial han fracasado en el Congreso.