El cáncer es una enfermedad compleja cuyos factores de riesgo continúan siendo objeto de investigación y debate. Recientemente, un estudio liderado por el Instituto Nacional del Cáncer de Bethesda en Maryland, Estados Unidos, ha arrojado luz sobre una posible conexión entre el tipo de sangre y la predisposición a ciertos tipos de cáncer.
La investigación, publicada en Nature Genetics, se centró en analizar la relación entre el tipo de sangre y el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas, vejiga y ovarios. Los resultados sorprendieron al revelar que las personas con grupos sanguíneos A, B o AB tienen una mayor propensión a desarrollar estos tipos de cáncer en comparación con aquellas con el grupo sanguíneo O.
El gen ABO, presente en el cromosoma 9 y relacionado con la determinación del tipo de sangre, parece desempeñar un papel crucial en esta asociación. Según Stephen Chanock, líder de la investigación, este hallazgo confirma una tesis que se había manejado desde la década de 1950, pero que hasta ahora no había sido demostrada de manera concluyente.
El estudio, que incluyó a más de 4,300 personas diagnosticadas con cáncer de páncreas y otras 4,500 sin la enfermedad, reveló que más del 78% de los pacientes con cáncer tenían sangre tipo A o B, mientras que solo el 6% pertenecía al grupo sanguíneo O.
Si bien este descubrimiento no proporciona una explicación completa sobre la causa del cáncer, ofrece una nueva perspectiva sobre los posibles factores de riesgo que podrían influir en su desarrollo. Los investigadores sugieren que las personas con grupos sanguíneos A, B o AB podrían beneficiarse de un monitoreo más frecuente y medidas preventivas adicionales para reducir su riesgo de cáncer.
Este estudio subraya la importancia de continuar investigando los factores genéticos y ambientales que contribuyen al cáncer, con el objetivo de mejorar la prevención, detección temprana y tratamiento de esta enfermedad devastadora.