En una entrevista, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, finalmente reconoce que Rusia está en un ‘estado de guerra’ con Ucrania, tras dos años de evitar usar ese término durante la invasión.
Tras dos años de conflicto y evasivas, Rusia finalmente reconoció estar en «estado de guerra» con Ucrania, en declaraciones del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Esta admisión llega después de una serie de ataques rusos contra infraestructuras energéticas en territorio ucraniano, que causaron al menos cinco muertes y numerosos daños. Los bombardeos, que incluyeron cerca de 90 misiles y más de 60 drones explosivos, fueron dirigidos hacia instalaciones eléctricas, líneas de alta tensión y otros objetivos, desencadenando cortes de energía en varias regiones de Ucrania.
La escalada de violencia ha llevado a un aumento significativo de los ataques tanto por parte de Rusia como de Ucrania en las últimas semanas. Los impactos de los misiles rusos han alcanzado diversas áreas de Ucrania, desde la línea del frente hasta regiones situadas a cientos de kilómetros de distancia, generando una crisis energética en el país afectado. Mientras tanto, Ucrania ha denunciado demoras en la entrega de ayuda militar por parte de sus aliados occidentales, subrayando la urgencia de reforzar su defensa antiaérea ante la escalada del conflicto.
La situación se agrava con la confirmación de un muerto y varios heridos en un bombardeo en la región rusa de Bélgorod, cerca de la frontera con Ucrania, lo que indica una escalada en el conflicto hacia territorio ruso. Estos eventos subrayan la gravedad de la situación y la urgencia de una respuesta internacional para contener la violencia y buscar una solución diplomática a la crisis en la región.