La Franja de Gaza ha sido descrita por la ONU como «simplemente inhabitable», un lugar de «muerte y desesperanza» donde los habitantes enfrentan amenazas diarias en medio de la guerra y la devastación. Según Hamás, la mayoría de las 22.600 víctimas mortales de la guerra son mujeres y niños, lo que ha creado un ciclo de muerte que afecta a más de 1,1 millones de niños en condiciones precarias.
Israel ha jurado «destruir» a Hamás tras el ataque sin precedentes en suelo israelí el 7 de octubre, que según cifras de la AFP basadas en datos israelíes, dejó 1.140 personas muertas, en su mayoría civiles. Además, unas 250 personas fueron tomadas como rehenes, con poco más de un centenar liberadas durante una breve tregua a fines de noviembre.
La ONU ha exigido el fin inmediato de la guerra en Gaza, no solo por la población afectada en el presente, sino también por las generaciones futuras que vivirán el impacto de este conflicto. Sin embargo, Israel ha insistido en continuar su operación hasta el retorno de los rehenes y la eliminación de las capacidades militares de Hamás, que siguen siendo considerables según Estados Unidos.
El portavoz del ejército israelí ha advertido que el 2024 será un año de combates, con un alto nivel de preparación de las tropas en la frontera con Líbano, donde los enfrentamientos con Hezbolá son frecuentes. Estas tensiones se han intensificado con la muerte del número 2 de Hamás, Saleh al-Arouri, en un ataque atribuido a Israel en Beirut.
En medio de esta situación, los ataques a bases militares de Estados Unidos en Siria e Irak han aumentado, mientras que en Yemen los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, han incrementado los lanzamientos en el mar Rojo para afectar el tráfico marítimo internacional en apoyo a los palestinos de Gaza.
El ministro de Defensa de Israel ha presentado propuestas para la posguerra en Gaza, que plantean una administración sin Hamás pero con entidades palestinas a cargo, siempre que no representen una amenaza para Israel. Sin embargo, ministros de extrema derecha abogan por la salida de los palestinos y el regreso de colonos judíos, mientras que el número de asentamientos y nuevas rutas para los colonos ha aumentado en Cisjordania durante la guerra, según la oenegé Peace Now.