Lucas 23:32-33. 32 También llevaban con él a otros dos, ambos criminales, para ser ejecutados. 33 Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, lo crucificaron allí, junto con los criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda.
Indiscutiblemente, la cruz es un símbolo de relevancia universal, conocido en todos los ámbitos y rincones de la sociedad mundial, y que, cuando es visto, es relacionado con el cristianismo o la fe en Dios.
La Semana Santa es un tiempo especial para recordar la cruz, es la conmemoración de los acontecimientos que rodearon la Crucifixión de Jesús, la cual debemos comprender para poder aceptarla como cierta y real.
La Crucifixión era una ejecución empleada por los romanos hasta el año 337 después de Cristo, que servía como castigo a desadaptados sociales, asesinos, rebeldes, ladrones, etc. De ahí partimos para consignar que fue un hecho real, que sucedió en la época que Jesús fue enjuiciado y a pesar de no ser comprobada su culpa (que nunca existió) fue llevado a tal hecho.
La Crucifixión no es ficción, es el acontecimiento más grande para demostrar el amor de Dios a la humanidad. Pero, ¿Cómo el hijo de Dios termina clavado en una Cruz? La manera de responder a esta pregunta es precisamente decir que no termina ahí, que es solo el comienzo de su gloria eterna; lo que murió en la cruz fue su cuerpo físico, con el pecado, todo el pecado de la humanidad a cuestas. Pero… ¿Cómo es eso? La mejor manera de entenderlo es irnos a la Pascua, que era una fiesta que celebraba el pueblo judío (instaurada por Dios a través de Moisés), donde se tomaba un cordero joven, perfecto, sin mancha, ni arruga y se sacrificaba para recordar la liberación de la esclavitud en Egipto. La Palabra Pascua significa “Pasar por alto”, pues con la sangre de ese cordero debían marcar sus puertas para que no llegara la muerte a sus casas.
Ahora lo entendemos, si la paga del pecado es muerte, el cordero sin mancha ni arruga fue Jesús, llevado al matadero para ofrecerse como sacrificio eterno, y al morir en la cruz y luego resucitar, entonces venció la muerte y la paga del pecado ya fue hecha, ya nosotros no pagamos, Él ya pagó en la cruz.
Por eso la cruz significa más que un trozo de madera colgado en una pared, o un cuadro, o un dije dorado en una cadena al cuello, o una lujosa joya con incrustaciones de diamante, la cruz no es un amuleto, la cruz no sirve para espantar hombres vampiros o para poner en la frente de los endemoniados dejándoles marcas de quemaduras; eso es ficción, la crucifixión del redentor es lo que dio paso al perdón del asesino, del ladrón, así como nos enseña la historia. El versículo que está al inicio de esta columna es la muestra, esos hombres que fueron crucificados con Él, eran pecadores y uno de ellos no creyó que podría ser el Salvado, el otro si creyó y por eso se ganó el perdón, mientras el otro lo insultaba, este pecador se humilló ante Él y entonces pasó…
Lucas 23: 42-43
42 Luego dijo: —Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43 —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso —le contestó Jesús.
Ahí ocurrió el milagro, el hombre arrepentido busca la cruz para salvarse, para pedir perdón y hallarlo, la Cruz no es algo físico, la Cruz es más que una línea vertical atravesada por una horizontal, es un lugar, un maravilloso lugar que encontramos en nuestra relación con Dios, lugar para ir en oración, donde nosotros los imperfectos, nos encontramos con el ser perfecto, con el que me nos amó tanto que se entregó a muerte por el perdón de todos, donde nos arrepentimos, donde pedimos perdón. La cruz significa morir al pecado y vivir en justicia.
Hoy les invito a darle la relevancia a la Crucifixión, la que se merece, y vivir en justicia, alejados del mal, vivir en armonía, poniendo más que un intento, hacerlo realmente, como nos lo enseña la Cruz: una línea vertical (relación con Dios) y una línea horizontal (relación con el prójimo).
Bendiciones.