En un paso significativo para la distensión en su relación económica, Estados Unidos y China han acordado iniciar una tregua comercial de 90 días, que entrará en vigor mañana miércoles, tras las negociaciones celebradas en Suiza el fin de semana. Este acuerdo busca reducir las tensiones entre ambas potencias y abrir camino a un posible nuevo acuerdo arancelario, recibiendo con optimismo la noticia en los mercados internacionales.
Reducción de aranceles y medidas acordadas
Durante este período de tres meses, China reducirá los aranceles sobre productos estadounidenses del 125 % al 10 %, mientras que Estados Unidos hará lo propio, bajando del 145 % al 30 % para los bienes chinos. Además, Estados Unidos se ha comprometido a eliminar los aranceles adicionales que impuso a China los días 8 y 9 de abril, aunque mantendrá los ya existentes antes del 2 de abril, entre ellos los relacionados con el suministro de precursores para el fentanilo que ingresan por la frontera con México, que en algunos casos alcanzan un mínimo del 30 %.
No obstante, ambos países mantendrán ciertos aranceles en vigor: Washington no eliminará los gravámenes vigentes para coches, acero, aluminio ni productos farmacéuticos, con el fin de presionar a China para que las empresas vuelvan a radicarse en su territorio.
Mecanismos de diálogo y perspectivas a corto plazo
Para avanzar durante estos 90 días, Pekín y Washington acordaron establecer un mecanismo que permita continuar las discusiones. La delegación china estará liderada por el viceprimer ministro He Lifeng, mientras que la estadounidense estará en manos del secretario del Tesoro, Scott Bessent, y del representante de Comercio, Jamieson Greer. Las conversaciones podrán realizarse en China, Estados Unidos o en un tercer país, alternándose según lo acordado, y se prevén consultas de trabajo sobre cuestiones económicas y comerciales relevantes.
Reacciones y valoraciones
Desde Washington, la administración de Donald Trump afirmó que el acuerdo representa un paso adelante hacia un reequilibrio comercial, buscando beneficios a largo plazo para trabajadores, agricultores y empresarios estadounidenses. Trump destacó que el encuentro en Ginebra fue «productivo» y que permitió un «reinicio total» de las relaciones con China, aunque advirtió que la materialización de estos beneficios llevará tiempo. El déficit comercial de EE. UU. con China en 2024 alcanzó los 295.400 millones de dólares, siendo el mayor entre sus socios comerciales.
Por su parte, China calificó las negociaciones como “francas, profundas y constructivas”, y señaló que el pacto “pone los cimientos para seguir resolviendo diferencias”. Un portavoz del Ministerio de Comercio chino exhortó a EE. UU. a “poner fin a su mala práctica de elevar unilateralmente los aranceles”. La prensa oficial también resaltó que la resolución de la crisis comercial es “como agua de mayo” ante las preocupaciones globales sobre las fricciones entre ambas naciones, y que “es posible que China y EE. UU. encuentren soluciones a través del diálogo entre iguales”. El diario Global Times añadió que los lazos entre ambas potencias “no deben convertirse en un juego de suma cero” y que “el proteccionismo no tiene futuro”, alabando la respuesta “razonable y moderada” de Pekín ante las medidas de Trump.
Origen de la crisis y expectativas futuras
La crisis arancelaria se originó por las acusaciones de Washington de “prácticas comerciales desleales” por parte de China y su decisión de tomar represalias con gravámenes del 125 %, considerados en EE. UU. como una respuesta a los aranceles recíprocos impuestos en abril a diversos socios comerciales. Ambos países coincidieron en que la situación de embargos comerciales mutuos y altos gravámenes no era sostenible a largo plazo.
El encuentro en Ginebra marcó el primer acercamiento oficial entre ambas naciones, aunque todavía no hay consenso sobre quién dio el primer paso. China afirma que la reunión fue solicitada por Washington, mientras que Trump lo ha negado, indicando que las negociaciones fueron iniciadas por su administración.
Este acuerdo de tregua representa una oportunidad para que Estados Unidos y China trabajen en un marco de diálogo y cooperación, con la esperanza de que en el futuro cercano puedan lograr un acuerdo más completo que beneficie a ambas economías y reduzca las fricciones en el comercio mundial.