La reforma a la salud, que ha desatado un acalorado debate en el Congreso, enfrentó este pasado lunes un importante revés al no conseguir la inclusión del proyecto en la agenda de la Cámara de Representantes. En su segundo debate, la iniciativa continúa estancada, evidenciando la falta de consenso entre los legisladores.
Durante la sesión, el representante Alejandro Ocampo, del Pacto Histórico, fue uno de los primeros en expresar su frustración, acusando a ciertos sectores de intentar bloquear el avance de la reforma. “El país no se va a afectar por las pretensiones particulares de unos pocos”, enfatizó Ocampo, aludiendo a la oposición de los vicepresidentes de la mesa directiva a la discusión del proyecto.
El foco de la controversia fue la propuesta de modificar el orden del día para permitir que la reforma a la salud fuera discutida. David Racero, ex presidente de la Cámara, defendió la necesidad de esta modificación, advirtiendo que, sin ella, el proyecto quedaría fuera de la agenda. “Si no se modifica el orden, no habrá discusión”, indicó Racero.
Aunque algunos miembros del petrismo respaldaron la propuesta, otros legisladores argumentaron que el gobierno estaba intentando imponer su agenda. Esto generó un intenso debate sobre el papel del gobierno en la mesa directiva y su influencia en la programación de los temas a discutir.
De los tres miembros de la mesa directiva, sólo el presidente Jaime Raúl Salamanca apoyó la reactivación de la reforma, argumentando que “engavetar la reforma a la salud le hace daño al país”. Por otro lado, los vicepresidentes Jorge Rodrigo Tovar y Lina Garrido se opusieron a su inclusión, señalando que antes de avanzar, el gobierno debía cumplir con las órdenes de la Corte Constitucional sobre ajustes financieros en el sistema de salud.
Katherine Miranda, representante del Partido Verde, coincidió con la postura de Tovar, subrayando la urgencia de que el gobierno cumpla con sus deberes legales antes de discutir nuevas reformas. “No podemos ser irresponsables con la vida y la salud de los colombianos”, afirmó Miranda.
A pesar de los esfuerzos del gobierno y de algunos congresistas a favor de la reforma, la votación para modificar el orden del día resultó en un rechazo contundente: 82 votos en contra frente a 47 a favor. Este resultado deja a la reforma a la salud en un punto muerto, generando preocupación entre sus defensores sobre la pérdida de una oportunidad para transformar el sistema y mejorar la atención a millones de colombianos.
Por su parte, los opositores a la reforma sostienen que es imperativo que el gobierno resuelva los problemas financieros del sistema de salud antes de avanzar en nuevas propuestas. Así, el futuro de la reforma se mantiene incierto, y se espera con atención cómo se desarrollarán las negociaciones en el Congreso y si el gobierno podrá superar los obstáculos políticos que enfrenta.