En un contexto de creciente agitación social y militar, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha declarado este lunes el estado de conmoción interior debido a los intensos combates entre grupos armados en la frontera con Venezuela. Esta decisión se produce tras un fin de semana sangriento que dejó decenas de muertos y miles de desplazados, resultado del fuego cruzado entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las FARC.
La conmoción interior, uno de los estados de excepción previstos en la Constitución colombiana de 1991, otorga a Petro poderes especiales para enfrentar amenazas inminentes a la seguridad del Estado. Este estado puede extenderse hasta 90 días y ser prorrogado dos veces. La Ley 137 de 1994 permite al presidente implementar medidas como restricciones a la circulación de personas, toques de queda y la suspensión temporal de servicios de radiocomunicaciones.
Ante la situación crítica, el presidente ha ordenado el despliegue de 300 soldados adicionales en la región conflictiva. Sin embargo, los enfrentamientos continúan, lo que ha llevado a Petro a afirmar: “El ELN tomó el camino de la guerra y guerra tendrá”. Este conflicto se desarrolla en el Catatumbo, una zona con alta concentración de cultivos de coca, lo que complica aún más la situación.
Paralelamente, Petro ha declarado un estado de emergencia económica, buscando abordar el conflicto desde un enfoque diferente que no se limite al uso de la fuerza. El mandatario ha enfatizado que el desarrollo económico de las regiones afectadas es fundamental para reducir la violencia en estas áreas marginadas. En un mensaje a través de la red social X, ha pedido el apoyo del poder judicial para que esta medida no sea anulada, como ocurrió anteriormente con un estado de excepción relacionado con la crisis del agua en La Guajira.
Desde su llegada al poder, Petro ha intentado establecer un diálogo con todos los grupos armados del país bajo la estrategia de «paz total». Sin embargo, los resultados hasta ahora han sido decepcionantes, especialmente con el ELN, que no ha mostrado disposición para abandonar las armas tras más de dos años de negociaciones. La complejidad del conflicto y la falta de condiciones militares para neutralizar al ELN a través de la fuerza han llevado a los analistas a advertir sobre el riesgo de que la guerrilla busque refugio en Venezuela, donde se siente protegida.
Con la situación en la frontera cada vez más tensa, el futuro de la paz en Colombia se presenta incierto, y las decisiones del presidente Petro serán cruciales en los próximos días para enfrentar esta crisis.