En un audaz ataque, una banda de delincuentes armados llevó a cabo un asalto en el aeropuerto de Riohacha, La Guajira, donde interceptaron un carro de valores cargado con al menos 3.000 millones de pesos que iban destinados a Bogotá. Los criminales, tras robar 24 tulas llenas de dinero, desataron el caos en la pista de aterrizaje, lo que provocó una rápida intervención de las autoridades.
Las autoridades locales han expresado su preocupación por el hecho de que grandes sumas de dinero se transporten en aviones comerciales, siendo este un aspecto que la Policía Nacional desconocía. Este preocupante incidente ha llevado a cuestionamientos sobre la seguridad en el aeropuerto, donde la empresa encargada de la seguridad interna fue señalada por no haber prevenido el asalto.
Durante el ataque, los delincuentes no solo se llevaron el dinero, sino también equipos de comunicación y chalecos antibalas. En una maniobra desesperada para evadir a la Policía, los ladrones sembraron aceite en la vía para dificultar la persecución. Sin embargo, los esfuerzos de las autoridades lograron llevar a la captura de dos de los delincuentes y la recuperación de más de 2.000 millones de pesos.
El coronel Diego Montaña, comandante de la Policía de La Guajira, informó que, tras el atraco, los criminales intentaron huir en varios vehículos, abandonando uno de ellos en el camino hacia Valledupar, donde lo incendiaron. Habitantes de la zona fueron testigos del fuego y del dinero que se quemaba, lo que llevó a algunos a intentar rescatar los billetes que aún podían ser recuperados.
El secretario de Seguridad de La Guajira, Wilson Rojas, enfatizó la necesidad de establecer correctivos en el manejo de operaciones que involucran el transporte de grandes sumas de dinero en vuelos comerciales. Los pasajeros del aeropuerto, alarmados por la balacera y la confusión durante el asalto, también criticaron la falta de seguridad en el traslado de efectivo.
Las autoridades están trabajando intensamente para dar con los otros miembros de la banda, utilizando todas sus capacidades y recursos, incluyendo el despliegue de un grupo especial de expertos en estas situaciones. Se ha constatado que los delincuentes estaban bien organizados y preparados para el asalto, lo que pone de manifiesto un preocupante nivel de planificación en este tipo de crímenes.