Ante la Justicia Especial para la Paz y líderes indígenas Arhuacos, exoficiales del ejército colombiano confesaron detalles escalofriantes de torturas y secuestros de indígenas en 1990. Según su testimonio, recibieron órdenes de evadir la justicia y eliminar evidencias para no perjudicar la postulación del expresidente César Gaviria a un organismo internacional.
Los exoficiales del ejército Capitán Pedro Antonio Fernández Ocampo y el Teniente Coronel Luis Fernando Duque Izquierdo, comandantes del batallón La Popa de Valledupar, entregaron una declaración en versión libre ante la Justicia Especial para la Paz y líderes indígenas Arhuacos. En esta versión, confesaron la tortura, desaparición y homicidio de tres mamos del Pueblo Arhuaco, así como la detención ilegal y tortura de dos indígenas de la misma comunidad en 1990.
La audiencia, realizada en un resguardo sagrado del Pueblo Arhuaco, reveló hechos inéditos sobre estos crímenes considerados delitos de lesa humanidad ocurridos hace 34 años. Además de pedir perdón a las víctimas, los exoficiales entregaron detalles de su accionar al interior de la institución.
El Capitán retirado Pedro Antonio Fernández Ocampo, ex jefe de inteligencia del batallón, admitió que la unidad operativa fue frecuentemente utilizada para torturar a personas. También mencionó el secuestro y tortura de indígenas en su propia oficina. Según su testimonio, recibió la orden de sus superiores de ocultar los detalles de los crímenes y desviar las investigaciones de la justicia para no afectar la postulación del expresidente César Gaviria a un organismo internacional.
Las investigaciones sobre estos crímenes enfrentaron obstáculos en el pasado. La justicia penal militar declaró en 1993 que los dos militares no eran responsables, lo que llevó a intervenciones internacionales. En 2019, la Fiscalía reabrió la investigación y declaró los hechos como crímenes de lesa humanidad. Ahora, la declaración de los exmilitares ante la JEP se suma a los esfuerzos por esclarecer la verdad y obtener justicia para las víctimas.
Las confesiones de los exoficiales del ejército ante la JEP y líderes indígenas revelan la gravedad de los crímenes cometidos en 1990. La búsqueda de verdad y justicia continúa, con la esperanza de que los responsables sean llevados ante la justicia y las víctimas reciban el reconocimiento y reparación que merecen. Queda pendiente la respuesta del expresidente César Gaviria ante estas graves acusaciones.