Más de 106 familias llevan una década esperando ser trasladadas de su actual residencia teniendo en cuenta que allí existe una falla geológica que pone en riesgo su integridad.
El barrio Obrero de Villarrica enfrenta una problemática que se arrastra desde hace más de 30 años, cuando se identificó la presencia de una falla geológica que pone en riesgo a todos los habitantes de la zona. A lo largo de las décadas, diferentes mandatarios, tanto locales como regionales, han hablado de la situación, pero hasta la fecha, ninguno ha logrado ofrecer una solución definitiva a esta problemática que mantiene a los residentes en constante incertidumbre.
Recientemente, el alcalde Julio César Pérez ha expresado su preocupación, enfatizando que el municipio carece de los recursos financieros necesarios para abordar la reubicación de estas familias. En consecuencia, se requiere asistencia a nivel departamental y nacional para tomar medidas concretas que permitan la reubicación segura de estas personas en riesgo.
Sin embargo, la situación se ha vuelto aún más apremiante, ya que si bien inicialmente se hablaba de 106 familias en el proceso de reubicación, esta cifra ha aumentado a 136, lo que plantea un desafío aún mayor para garantizar la seguridad y el bienestar de estas familias.
«Esto es una situación que parece no tener fin. Las familias continúan viviendo en el barrio Obrero, pero el riesgo persiste. Cualquier movimiento en masa podría desencadenar una tragedia. Estamos en una carrera contra el tiempo para evitar una posible catástrofe para los habitantes», afirmó el alcalde.
La comunidad de Villarrica, junto con las autoridades locales y regionales, se encuentra en un estado constante de preocupación y espera a medida que buscan una solución urgente a esta problemática que afecta la vida de más de 136 familias que merecen vivir en un entorno seguro y estable.