El presidente Gustavo Petro y sus defensores argumentan que el acuerdo de paz con las Farc de 2016 abre la puerta a una Asamblea Constituyente, mientras que opositores como el expresidente Juan Manuel Santos rechazan esta interpretación. En medio de la disputa, surge la pregunta sobre si la Constituyente es una necesidad real o simplemente una estrategia política.
La discusión sobre la posibilidad de una Constituyente en Colombia ha generado intensos debates políticos. Por un lado, partidarios como el presidente Gustavo Petro y el excanciller Álvaro Leyva argumentan que el acuerdo de paz con las Farc en 2016 sienta las bases para una Asamblea Constituyente. Por otro lado, críticos, entre ellos el expresidente Juan Manuel Santos, sostienen que dicho acuerdo no abre la puerta a una Constituyente y que su convocatoria requeriría seguir procedimientos legales establecidos.
Para entender cómo se podría reformar la Constitución, es importante tener en cuenta los pasos establecidos. La convocatoria a una Asamblea Constituyente puede ser iniciada por el Congreso mediante una ley y un acto legislativo, seguido de un referendo que puede ser iniciado por el Gobierno o por el pueblo, requiriendo una mayoría calificada. Sin embargo, cualquier propuesta de referendo debe ser examinada por la Corte Constitucional antes de ser sometida a votación.
Para contextualizar el debate, se recuerda la Asamblea Constituyente de 1991, que surgió en un momento de crisis política y social en Colombia. En contraste, el expresidente Álvaro Uribe modificó un artículo constitucional en 2005 para buscar su reelección, utilizando incentivos políticos para obtener el respaldo del Congreso.
El debate sobre la viabilidad y legitimidad de una posible Constituyente en Colombia continúa, con posturas encontradas entre los líderes políticos y la sociedad civil. Mientras algunos argumentan que es una necesidad para abordar los desafíos del país, otros lo ven como una maniobra para conseguir objetivos políticos.