La Iglesia Católica afronta el futuro tras la muerte del Papa Francisco, un pontífice que dejó una huella de universalidad y transformación en su institución. Con 88 años y fallecido este lunes, Francisco dejó un colegio cardenalicio que refleja una Iglesia más global y diversificada, con una presencia notable de países antes poco representados en la sede vaticana.
El cónclave que elegirá al próximo pontífice contará con un récord histórico de 252 cardenales, de los cuales 135 son electores menores de 80 años, en línea con las nuevas normas. Sin embargo, el hecho de que 110 de estos hayan sido nombrados por Francisco no garantiza que el futuro Papa sea reformista o que el colegio tenga una homogeneidad ideológica.
El proceso de nombramiento ha incrementado la presencia de cardenales de Asia, África y países latinoamericanos, desplazando en cierta medida la predominancia europea. Destacan los países que ahora cuentan con mayor representación en el Colegio: Mongolia, Lesoto, Albania, Timor Oriental, Tonga, Irán y Argelia, además de un crecimiento en la participación de cardenales latinoamericanos y africanos.
España ocupa el tercer lugar en número de miembros, con 13 cardenales, aunque solo seis podrán votar en el cónclave debido a su edad. Entre los posibles electores latinoamericanos se encuentran figuras de México, Cuba, Guatemala, Nicaragua, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay. La participación refleja una Iglesia en transición, con más voces de diversos continentes, en línea con el legado de Francisco de abrirse a un mundo más plural y menos centrado en Europa.