El hombre dice que espera que su misma situación no le pase a otra persona, que confíe en sus hijos el dinero del trabajo de toda su vida y luego reciba una paliza para que nunca le pida la plata.
Así lo denuncia un padre de familia quien asegura que confió en su hija para que le guardara el ahorro de toda una vida de trabajo y no solo terminó gastando una parte del mismo, porque así se lo autorizó, sino quedándose con todo y cuando solo le pidió $30.000 diarios para sobrevivir, terminó dándole una paliza junto a su esposo.
La denuncia la hace Jairo Giraldo Castellanos, quien asegura que toda la vida vivió de trabajos humildes y decentes donde, aunque poco, siempre le hicieron los correspondientes aportes de salud y pensión hasta que finalmente se quedó sin trabajo y se dedicó a labores de ventas ambulantes y otros trabajos donde ya no pudo seguir aportando y conseguir la anhelada pensión de vejez.

Sin embargo, este hombre decidió ir a consultar cuánto dinero logró ahorrar y para su sorpresa se encontró con que tenía más de $62 millones disponibles, que decidió solicitar para con eso buscar una humilde vivienda que le garantizara un lugar donde vivir hasta el último de sus días, pero su hija no se lo permitió.
“Yo busqué casitas humildes y encontré hasta de $15 millones, construidas en material y todo, pero me convenció que eso no era una casa digna y que mejor sacara la plata y la pusiera a trabajar para juntar más y poder comprar algo mejor”, señaló el desilusionado padre.
Jairo Giraldo accedió a pedir el retiro de su dinero y por no tener un lugar donde vivir para guardarlo, su hija se ofreció a guardarle la plata y garantizarle que la pondría a trabajar y mensualmente le entregaría un monto básico de dinero para que viviera, pero ahí comenzó la tortura.
Este hombre asegura que su hija le pidió primero $10 millones para un salón de belleza, posteriormente solicitó más porque aparentemente el dinero no le alcanzó y le dijo que tomara lo necesario; luego le dijo que su esposo, prestamista de profesión, trabajaría el resto del dinero y poco a poco le daría lo que habían tomado, pero una vez accedió nunca más volvieron a responder sus mensajes.
“Yo le escribía por whatsapp y no me respondía, le decía y nada, me fui para Bogotá y allá me iban a vender una moto taxi con todos los papeles en regla, le escribí para pedirle $7 millones, pero nada, no me responden, ni ella ni el esposo. Me vine a Ibagué para ver si algo les pasaba, si los habían robado y cuando llegué no me dejaron entrar a la casa”, narró don Jairo.
Según afirma, cuando lo vieron lo sacaron a empujones y le dijeron que no tenía cómo demostrar que les había dado ese dinero, ni unas motos que había comprado y que puso a su nombre porque no podía hacerlo al suyo.
“El esposo me dijo que pusiera abogado, entonces le dije que eso no era con abogado, que eso era con cuchillo que arreglábamos todo, porque me acababan de cerrar la puerta y me machucaron los dedos porque no me quería dejar sacar. Ese hombre se me fue para encima y me golpeaba, me daba puños y cuando logré darme la vuelta y quitármelo de encima, mi hija me agarró para que él me volviera a pegar”, aseguró el padre, quien señaló que hasta la caja de dientes terminaron partiéndole en la paliza que le propinó su yerno, en hechos ocurridos en el barrio Arkambuco de Ibagué.
Don Jairo Giraldo Castellanos fue golpeado en su rostro, cabeza, pecho, brazos y decidió llevar su caso hasta la Fiscalía, interpuso la correspondiente denuncia y ahora aduce que solo cuenta su historia para que esto no le ocurra a nadie más, porque no solo perdió su plata, sino su hija.
“Ya me dijeron que ponga abogado porque no hay prueba de que yo le entregue la plata de la pensión a ellos, o sea que a otro padre de familia no se confíe en los hijos, para que no le pase lo que me pasó a mí, es mejor tener la platica para recibir cada mes; millón 300 estaría recibiendo sin necesidad de pelea y mi platica seguirá vivita hasta que yo muera y ahí quedé en la calle, hasta con la caja de dientes rota porque no tengo una moneda para comprar la cajita de dientes”, finalizó diciendo este hombre.
Don Jairo ahora deambula por las calles ganando su sustento diario de la venta de productos o trabajos varios y espera que la Fiscalía imparta justicia.
