La Franja de Gaza ha vuelto a ser escenario de devastación después de que el gobierno de Hamás informara sobre al menos 240 muertos y 650 heridos, marcando el brutal final de una tregua de una semana con Israel. Según Hamás, las fuerzas israelíes llevaron a cabo una serie de ataques indiscriminados que afectaron a la población civil.
«Centenares de bombardeos aéreos, de artillería y navales se han desencadenado por todas partes en la Franja de Gaza», declaró el gobierno de Hamás, señalando que Jan Yunis, en el sur del territorio, fue particularmente afectado. Alegan que «decenas de casas fueron destruidas con sus habitantes dentro».
En respuesta, el ejército de Israel afirmó haber atacado más de 400 «objetivos terroristas» en la región, utilizando fuerzas terrestres, aéreas y navales. El comunicado militar detalla que los aviones de combate israelíes golpearon «más de 50 objetivos en un amplio ataque en el área de Jan Yunis». Además, se llevaron a cabo ataques con artillería y bombardeos aéreos en el norte de la Franja de Gaza.
Entre los objetivos mencionados por el ejército israelí se encuentran «células terroristas», una «mezquita utilizada por la Yihad Islámica como centro de mando operativo» y un «almacén de armas». También se dirigieron contra «infraestructuras y equipos utilizados por las fuerzas navales de Hamás» en el sur de la Franja de Gaza.
Ambas partes, Israel y Hamás, se culpan mutuamente del fin de la tregua que, durante una semana, permitió la liberación de un centenar de rehenes a cambio de la puesta en libertad de 240 presos palestinos, así como el ingreso de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza. La escalada de la violencia ha generado preocupación a nivel internacional, con llamados a la contención y al reinicio de las negociaciones para encontrar una solución sostenible al conflicto en la región.