Este acto marca el final de una emotiva despedida que comenzó con homenajes en Bogotá y Medellín, ciudades que lo vieron nacer y crecer como artista.
La decisión de Fernando Botero de ser sepultado en Pietrasanta, subraya su estrecho vínculo con esta ciudad italiana, donde vivió durante años junto a su amada esposa.
En un emotivo funeral, las cenizas del renombrado pintor y escultor fueron llevadas en procesión hasta la catedral San Martín de Pietrasanta, acompañadas por una orquesta local.
La elección de Pietrasanta como su lugar de reposo eterno es un tributo al profundo amor y respeto que Fernando Botero sentía por la ciudad, donde desarrolló gran parte de su prolífica carrera artística.