El padre falleció en la ciudad de Ibagué a sus 76 años y sus exequias se desarrollaron en la Catedral Metropolitana de la capital del Tolima.
La memoria del padre, Augusto Osorio, párroco de la iglesia San Lorenzo del municipio de Armero en 1985, estará marcada en la historia, por las diversas versiones que existen sobre su actuar en la noche del 13 de noviembre de 1985, cuando este municipio fue sepultado por una avalancha del volcán Nevado del Ruiz.
Hernán Nova, integrante del centro de sobrevivientes de Armero, en diálogo con el Noticiero del Pueblo, recordó cómo hace 4 años se encontró con el padre Osorio en las ruinas de la antigua Armero y conoció de su voz la verdad sobre lo ocurrido en esta trágica noche.
Señala Nova, que ante el interrogante de uno de los presentes sobre si realmente abandonó o no a los armeritas, indicó el padre que eso nunca fue así, que la noche de la tragedia viajó como era costumbre cada semana a la capital del Tolima, obligación que le apremiaba más al ser el representante de los párrocos de la zona norte del departamento sumado a esto tenía deseos de visitar a su hermana quien se encontraba bastante enferma y estaba agonizando.
En aquel entonces, en ese corto diálogo, el padre Osorio, también recordó que en muchas ocasiones sí ha llegado a decir que prefirió llevarse a sus pájaros y no darle aviso a los armeritas sobre la tragedia que se acercaba.
En vida, el padre Augusto, insistió que los avisos y llamados a la comunidad, para que permanecieran en sus viviendas y no se dejarán dominar por el temor, fueron dados de esa manera a petición de las autoridades municipales y departamentales, nunca lo realizó a título propio.
En cuanto a los pájaros que llevaban una jaula y que supuestamente serían sus mascotas, afirmó que los mismos le fueron llevados por parte de un joven, a quién le solicitó el favor de conseguirlos y encerrarlos en una jaula, para poder llevarlos a Ibagué y prepararle un caldo de pichón a su hermana que se encontraba bastante delicada de salud.
Los señalamientos de los que ha sido objeto el padre Augusto Osorio, hasta sus últimos días afirmó él mismo en vida eran responsabilidad de los periodistas a quienes en más de una ocasión lograron indisponerse ante las acusaciones injustificadas.
Este bogotano, a sus 37 años, vivió uno de los episodios más fuertes para la historia del Tolima y de Colombia, siendo cerca de 39 años después una persona que insistió hasta el último momento y suspiro, que nunca abandonó las armeritas y que todo lo que se presentó es simplemente circunstancial.
Las exequias del padre Augusto Osorio, se realizaron en la mañana de este martes 25 de junio en la catedral metropolitana de Ibagué.