
Por Harol Ricardo Alvarado León
Terapeuta en adicciones
Hoy en Colombia, las personas con abuso o dependencia alcanzan el 21 % y representan a unas 531.000 personas, el 19,3 % de las personas generaron acercamiento con cualquier sustancia ilícita alguna vez en la vida.
En Colombia, el consumo de sustancias ilícitas ha aumentado hasta un 10,3%, mientras que el consumo de alcohol y tabaco ha aumentado hasta un 84% y un 12%, respectivamente. Es bien sabido que identificar los patrones de consumo de drogas en la población general es fundamental para reducir el consumo general de drogas.
El consumo de sustancias psicoactivas en el país es un problema crítico, no solo por el aumento sistemático que señalan los estudios disponibles, sino porque sus características lo hacen un asunto complejo con serias repercusiones en la salud pública y en lo social, el consumo de drogas ilícitas está creciendo en el país no solo porque más personas las consumen sino porque el mercado de sustancias es cada vez más amplio y diverso.
Es importante reconocer que, mientras muchas personas usan drogas en algún momento del ciclo vital y las abandonan de forma natural, en otras, el consumo de sustancias se vuelve persistente y logra afectar la salud, las relaciones sociales, familiares, laborales y/o académicas. La diferencia entre unos y otros individuos depende de varios aspectos en el ámbito de la sustancia, la persona y su contexto social.
“Una de las principales es que en la ejecución de la lucha contra las drogas existen problemas evidentes, como la duplicidad de funciones, la mala focalización, la discontinuidad de los esfuerzos y el pago de cuotas y tarifas a intermediarios”.
Desde hace algunos años, las producciones audiovisuales han incluido, dentro de las acciones que realizan los personajes, el tema principal de la serie o incluso como elemento secundario, el consumo de drogas. Algunas producciones se atreven a hablar del consumo de marihuana, hongos, éxtasis, cocaína o LSD, como si se hablara de tomar alcohol, normalizando las drogas para los jóvenes.
Podríamos llegar a pensar que el tema siempre ha estado allí; afirmar, por ejemplo, que no es algo novedoso. Pero lo cierto es que ya no se trata de un asunto de mafias y crimen, como sucedía en Breaking Bad o en CSI, ni tampoco se han decantado por la satanización de las drogas, como sucedía en Requiem for a Dream. La mirada del mundo ha cambiado frente a este problema. Los jóvenes hemos entendido que el mayor problema frente al consumo de drogas es la falta de información, psicoeducación, prevención y seguridad que existe en torno a su consumo, por culpa de la criminalización.
La pandemia y los problemas de salud mental también acercaron a esta generación al mundo de las drogas, pues la búsqueda de experiencias tenía que acomodarse a la imposibilidad de salir de casa. Por otro lado, las series que vemos los jóvenes hablan del beneficio del negocio de las drogas, y también del uso de las drogas de forma recreativa, sin mayores perjuicios a los personajes; e incluso cuál ha mostrado todos los matices posibles del mundo de las drogas, diferenciando el uso recreativo del consumo problemático y las adicciones.
Los jóvenes ya no solo tienen la narrativa del miedo, de la probable indigencia o de la locura. Ahora contamos con historias de jóvenes que usan las drogas, como quienes usan el alcohol, el café o el azúcar. Además, hemos visto que aquellos países que legalizan el comercio de marihuana obtienen grandes beneficios económicos para el país, como es el caso de Uruguay, Canadá o Estados Unidos.
En Colombia, el uso de drogas está medianamente permitido. Permitieron el porte de la dosis mínima, pero nunca se habló de cambiar los paradigmas educativos frente a las drogas, lo que hizo que el tema siguiera prohibido e impartido por una política del miedo. Esto solo aumentó el microtráfico, fortaleció a las bandas criminales y aumentó el número de jóvenes muertos por el cruce de varias sustancias o la deshidratación.
En un mundo con tanta exposición al consumo de drogas y con una generación desbocada a la búsqueda de nuevas experiencias, urge hacer una política de pedagogía y de prevención frente al consumo de drogas, legalizarla no es el camino cuando Colombia y el estado hoy no muestran garantías frente a este fenómeno.
Atentamente,
Harol Ricardo Alvarado León
Terapeuta en adicciones