Un ataque armado perpetrado por hombres armados en motocicletas dejó un saldo trágico de cinco personas fallecidas y al menos seis heridas en el municipio de Ocaña, Norte de Santander. Los sicarios, al identificar a sus víctimas, abrieron fuego de manera indiscriminada en dos establecimientos comerciales situados en el barrio Los Sauces, según relatan testigos del horrendo suceso.
Las víctimas incluyen a tres hombres que fueron asesinados en las afueras de una tienda y a dos más dentro de un bar, entre los cuales se encuentra una mujer. La escena del crimen ha sido resguardada por las autoridades, quienes buscan esclarecer los detalles de esta masacre que se da en un contexto marcado por la presencia de milicias urbanas de las disidencias de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Este ataque se inscribe en el complejo panorama de violencia que azota la región del Catatumbo, donde desde el 16 de enero se ha intensificado el conflicto armado, principalmente entre el ELN y disidencias de las FARC. En una reciente entrevista con la AFP, los líderes guerrilleros «Ricardo» y «Silvana Guerrero» del Frente de Guerra Nororiental advirtieron que la confrontación continuará en respuesta a la ofensiva militar del gobierno de Gustavo Petro. «Si siguen llegando más militares al territorio, lo más seguro es que la confrontación va a seguir, porque nosotros nos vamos a defender», declaró Ricardo.
Desde el inicio de este año, los enfrentamientos han dejado un trágico saldo de al menos 76 muertos y más de 55.000 desplazados, sumiendo a Colombia en su peor crisis de violencia en la última década. A pesar del despliegue de más de 10.000 efectivos de la fuerza pública en la región, los comandantes del ELN sostienen que la política de «paz total» del gobierno ha fracasado y se preparan para continuar su lucha armada.
Analistas apuntan que la disputa entre el ELN y el Frente 33 de las disidencias tiene como telón de fondo la lucha por el control del narcotráfico. Mientras que el gobierno insiste en que el grupo guerrillero mantiene lazos con carteles internacionales, el ELN niega tener participación directa en el negocio, aunque admite cobrar impuestos a los productores de coca.