En la conmemoración de la tragedia de Armero, La Voz del Pueblo habló con Leopoldo Guevara, socorrista y quien fue el primero en dar a conocer al mundo que Armero se había convertido en un ‘playón’.
Hoy 13 de noviembre se conmemoran 39 años de la tragedia de Armero, donde fallecieron cerca de 25.000 personas por cuenta de la naturaleza, de la erupción del Volcán Nevado del Ruiz, que dejó a familias sin hogar y empezar de nuevo, al convertirse su pueblo en un Campo Santo.
La Voz del Pueblo habló con Leopoldo Guevara, el recordado por ser el encargado de contarle al país sobre la tragedia de Armero, de hablar incluso con el presidente Belisario Betancourt, y diferentes funcionarios, periodistas de los medios de comunicación. Algunos lo regañaron y no le creyeron sobre la magnitud de la tragedia.
Con una memoria intacta, a sus 85 años de edad, este hombre, rememora que con la exfuncionaria, ya retirada del Servicio Geológico Colombiano, Martha Calvache, trabajaron en el mapa de riesgo, el cual salió a comienzos de octubre de 1985 y que demostraba que Armero sufriría consecuencias catastróficas.
Asimismo, recordó el debate que hizo, en septiembre de ese mismo año, el congresista Hernando Gómez, sobre el riesgo de Armero y no le pusieron cuidado, y se bajó la guardia. Y de cómo en la Gobernación del Tolima, llamaban al Alcalde de Armero, Ramiro ‘Moncho’ Rodríguez, como el ‘loquito del Volcán’.
“A las 11:20 de la noche entraron a Armero tres avalanchas seguidas. La primera de agua por desplazamiento de agua, por una represa que se había formado por un volcán; luego el material que bajó por el río Lagunilla, que embarró a Armero. Pero lo que destruye a Armero es la avalancha que viene por el río Azufrado, da una vuelta por Villahermosa y cae al lecho del río Lagunilla unos seis kilómetros arriba de la desembocadura, que destruye Armero y lo barre a la Hacienda el Santuario, al río Magdalena”, precisó Guevara.
El 13 de noviembre durante el día estuvo en Armero, pero hacia las 4:30 de la tarde se regresó y a las 9:20 de la noche, cuando estaba en su casa en Venadillo, por televisión, en el recordado noticiero TV Hoy, el presentador Hernán Castrillón Restrepo, contó a la teleaudiencia que, al parecer, había hecho erupción el Volcán Nevado del Ruiz. En ese momento, Leopoldo llamó a su superior en el Tolima y en el país. Este último, le dijo que lo habían convocado a un consejo extraordinario, le dio unos números de Presidencia y, por último, le dijo que sí quería ir a Armero, fuera bajo su cuenta y riesgo.
“Llegamos al cruce y había un olor penetrante a azufre. Total silencio y oscuridad. A 30 metros había unas personas en un camión, encima del capó y como pudimos las sacamos”, contó.
Así dieron aviso a los organismos de socorro en Ibagué y se tomó la decisión de cerrar la vía que de Ibagué conduce a Armero, luego se reunieron en la Alcaldía de Lérida, donde hicieron una reunión.
Con la empresa de fumigación, pese a la lluvia, subieron en el avión para sobrevolar a Armero, y lo que vio fue impactante, sobrevolaron, vieron a los supervivientes en el cerro Lumbí. Eso sucedió hacia las 5:45 de la madrugada de ese 14 de noviembre.
Al llegar a la Sierra, en zona rural de Lérida, se quedaron allí y se encontró con un conocido, quien tenía familia en Armero y esta persona lo llevó hasta Telecom, que era la empresa de telecomunicaciones, donde se podían hacer las llamadas de larga distancia, así que llamó a la Presidencia de la República, donde le contó personalmente al presidente Belisario Betancourt.
Luego llamó al periodista Yamit Amat, quien trabajaba en una cadena de radio, quien lo regañó, pues, debía ser responsable por esa comunicación que estaba escuchando el mundo entero. Su hijo fue el encargado de llamar a Juan Gosaín. También se contactó con generales de la república de la Sexta Brigada y con el periodista Édgar Antonio Valderrama, quien la contó en el Tolima.
Desasosiego fue lo que sintió cuando las personas con quienes hablaba no le daban credibilidad a sus palabras, no obstante, cerca de las 9:00 de la mañana de ese 14 de noviembre, luego de habilitar tres helipuertos en Armero, uno de ellos en el Hospital San Lorenzo, sobre las 11:20 de la mañana llegó el helicóptero presidencial con el mandatario de la época, Belisario Betancourt, de quien contó, dijo llorando: “No me pueden suceder tantas cosas”.
Este hombre, con una memoria intacta, refiere que lo más importante es que esta tragedia fue un campanazo para el mundo entero, para trabajar en la gestión del riesgo, la prevención y el cuidado del medioambiente.
Asimismo, un episodio que siempre guarda en su corazón, fueron los tres minutos que tuvo con el Papa Juan Pablo Segundo, quien visitó y declaró camposanto a Armero. El Santo Padre le entregó un rosario, con el cual le indicó que debía rezar todos los días, consejo que siguió al pie de la letra.