Washington D.C. – El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido reelegido como presidente tras vencer a la vicepresidenta Kamala Harris en un reñido proceso electoral. La noche del escrutinio estuvo marcada por una atmósfera de tensión y expectativa, con un alto nivel de seguridad en los centros de votación.
Trump, quien ya ocupó la Casa Blanca de 2017 a 2021, regresa con una campaña centrada en la retórica antiinmigrante y apoyada mayoritariamente por votantes de backgrounds demográficos específicos, especialmente hombres blancos mayores de 40 años con niveles educativos más bajos. Esta victoria lo posiciona nuevamente en el centro del debate político, en un país que todavía resiente las divisiones de su primera administración.
Durante su primer mandato, Trump enfrentó numerosos retos, incluido el manejo de la crisis del COVID-19 y una serie de acusaciones sobre vínculos con Rusia, que él siempre ha negado. A pesar de las controversias, su capacidad para movilizar a un sector significativo del electorado fue clave en su éxito en esta nueva contienda electoral.
Un aspecto crucial del proceso electoral en EE.UU. es que no se decide directamente por voto popular, sino a través del Colegio Electoral, compuesto por 538 electores. Para alcanzar la presidencia, un candidato debe obtener al menos 270 votos electorales. Los resultados de esta elección demuestran una vez más la complejidad de la democracia estadounidense.
Los ciudadanos estadounidenses, con una mezcla de nerviosismo y esperanza, acudieron a las urnas en un momento decisivo para el futuro del país, eligiendo entre Harris y Trump. Este regreso a la Casa Blanca plantea una serie de preguntas sobre el rumbo que tomará la nación bajo la administración de Trump, especialmente en áreas como la política exterior, la economía y la inmigración.
En los próximos días, se espera que Trump formule su gabinete y presente sus planes para los primeros 100 días de su gobierno, así como superar los desafíos que le esperan en un país profundamente dividido.