Soldados ucranianos que trabajan con los tanques Abrams, suministrados por Estados Unidos, han informado a CNN sobre una serie de defectos y debilidades en los blindados, poniendo en tela de juicio su eficacia en los dinámicos frentes de guerra en Ucrania. La donación de estos tanques fue anunciada por el presidente estadounidense Joe Biden como una muestra del «compromiso duradero e inquebrantable» de Estados Unidos con Ucrania.
Las tripulaciones, entrenadas en Alemania, destacaron que los vehículos, valorados en 10 millones de dólares cada uno y utilizados previamente en Iraq, carecían de un blindaje adecuado para detener las armas modernas, convirtiéndolos en objetivos vulnerables en la guerra actual, donde los drones de ataque son una amenaza constante.
Los soldados señalaron que los tanques Abrams no están diseñados para el tipo de guerra que enfrentan en Ucrania, donde la aviación y la artillería no siempre están disponibles para apoyarlos, lo que plantea serios desafíos operativos. Además, los problemas técnicos y de suministro de municiones agravan aún más su situación.
El Ministerio de Defensa de Ucrania ha reconocido las limitaciones de los tanques Abrams y está buscando mejorar su equipamiento y asistencia técnica para adaptarse mejor a las necesidades del conflicto actual.
La demora en la entrega de asistencia y equipamiento es una preocupación para las tripulaciones, ya que cada día sin mejoras aumenta el riesgo para sus vidas y las de sus compañeros en el frente de batalla.
La presencia de los tanques Abrams en Ucrania simboliza el compromiso de Estados Unidos con la defensa del país frente a la agresión rusa. Sin embargo, las limitaciones y defectos reportados por las tripulaciones subrayan la necesidad urgente de una asistencia efectiva y adaptada a las necesidades del conflicto en curso.