A esta terrible cifra se suman los 1.400 israelíes asesinados por el grupo islámico Hamás, cuyo ataque, el pasado 7 de octubre, desató este conflicto.
Lamentablemente, el conflicto en Gaza ha alcanzado cifras desgarradoras en cuanto a las pérdidas de vidas humanas. Tras 27 días de intensos enfrentamientos, el número de fallecidos ha superado la impactante marca de 9.000 personas. Lo que hace esta situación aún más desgarradora es que aproximadamente una tercera parte de las víctimas son niños.
La región ha sido testigo de una escalada devastadora de violencia, con ataques aéreos y bombardeos constantes que han dejado un rastro de destrucción y tragedia. Las familias han sido desarraigadas, hogares destruidos y las infraestructuras básicas han quedado severamente dañadas, lo que dificulta enormemente la vida cotidiana de los ciudadanos que intentan sobrevivir en medio de este conflicto.
Organizaciones humanitarias han levantado la voz para exigir un cese inmediato de las hostilidades y el acceso sin obstáculos para brindar asistencia y atención médica a los heridos. La comunidad internacional también ha intensificado sus llamados a la paz y al diálogo como la única vía para poner fin a este ciclo destructivo de violencia.
La situación en Gaza sigue siendo sumamente crítica, con un número creciente de heridos y desplazados. Se necesitan esfuerzos concertados para lograr una solución duradera y establecer la paz en la región, con un enfoque particular en proteger a los civiles, especialmente a los niños, que han sufrido de manera desproporcionada las consecuencias devastadoras de este conflicto.