Ibagué en sus 474 años de fundación es una ciudad que viene dando pasos agigantados para dejar atrás la idea de ser una ciudad de paso y seguir consolidándose como destino turístico, gastronómico e incluso deportivo.
La economía de la capital tolimense desde siempre ha tenido como eje fundamental el comercial, pero desde hace varios años se reconoció el potencial turístico que le rodea en su zona rural, con un Cañón del Combeima que se convirtió en el lugar por excelencia para disfrutar de la mejor gastronomía tradicional y moderna, pero también con apuestas por un turismo de contacto con la naturaleza que lo hace especial y acogedor.
Pero en la ciudad también se lograron concretar proyectos que permiten ofrecer experiencias diferentes como el del Museo Panóptico que por medio de una serie de pabellones permite conocer la historia de la región, a través de un recorrido por experiencias visuales y sonoras que le hacen homenaje a la ciudad musical y a la tradición cultural de la región.
Los ibaguereños entendieron que la ciudad tiene un gran potencial gastronómico, dado que aquí se consigue de todo y como despensa agrícola, la ciudad se especializó en un gran número de cafés y restaurantes que hacen de éste un destino apto para tener cerca el contacto con la naturaleza y la urbanidad con buena hotelería y una variada oferta gastronómica con puntos tan especiales como el del 40 entre Ferrocarril y avenida Quinta, la 60 y los miradores que cada vez son más atractivos para ir a visitar y conocer.
Pero sin duda también los sectores económicos están viendo la gran oportunidad que está representando tener algunos escenarios deportivos de gran calidad que han brindado la oportunidad de desarrollar eventos mundiales y nacionales con disciplinas como el BMX, el patinaje y el atletismo.
Han sido 474 años de luchas, de ires y venires pero esta ciudad que una vez fue incluso capital de la República, cada vez más está en la mira de los colombianos y viene trabajando para mejorar la calidad de vida de quienes aquí residen y de ofrecer todo lo necesario para quienes quieren venir.