La situación ha llevado a los campesinos a pedir asistencia al Gobierno Nacional, ya que enfrentan dificultades económicas para continuar sus actividades.
Según los comerciantes locales, el aumento exponencial en los precios de los fertilizantes ha reducido significativamente las ganancias de los agricultores, e incluso algunos se enfrentan a días de cero ingresos. La crisis se ha intensificado a tal grado que los agricultores ya no cuentan con los recursos necesarios para proporcionar condiciones dignas a sus familias y, en muchos casos, luchan por obtener suficiente alimento.
Carlos Novoa, un cafetero de Cajamarca, expresó su preocupación al respecto: «No tenemos cómo pagar en los bancos, el campo nos envejeció y ya los muchachos no quieren pasar la situación de nosotros, trabajando y no sacar ni siquiera para la comida. Los abonos los suben cada que se les da la gana y no hay control de eso.»
El impacto de esta crisis no se limita únicamente a los productores de café, ya que también afecta a quienes cultivan productos como arvejas, tomates y frijoles en la región. Los agricultores se sienten abandonados y están buscando ayuda de los congresistas tolimenses y el Gobierno Nacional para superar esta difícil situación.
Carlos Novoa señaló la necesidad de una atención continua por parte de las autoridades: «Cuando hacen campaña es diferente y hacen lo que sea para obtener votos. No tenemos con qué pagar la deuda del banco y mucho menos comprar un pedazo de camisa, el empleo que antes se generaba ahora no da para pagarle al trabajador, necesitamos que no nos miren solamente cuando hay elecciones.»
La comunidad agrícola de Cajamarca está esperando soluciones a corto y largo plazo para aliviar la crisis que están enfrentando, con la esperanza de que se tomen medidas que les permitan seguir cultivando la tierra de manera sostenible y próspera.