La decisión de Carlos Carrillo, director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), de cesar a Ana María Castaño, secretaria general de la entidad, quien se encuentra en estado de embarazo, ha generado un intenso debate público y acusaciones de favoritismo.
En una medida que ha sorprendido a muchos, Carrillo declaró la insubsistencia de Castaño, desatando una ola de críticas y controversia en las redes sociales. La destitución se produjo a pesar de la condición de embarazo de Castaño, lo que ha generado cuestionamientos sobre la ética y la justicia en el ámbito laboral. Este movimiento llega después de anuncios previos de Carrillo sobre cambios en la Ungrd, particularmente relacionados con la adquisición de carrotanques para La Guajira, un tema que llevó a la renuncia de su predecesor, Olmedo López, bajo presión mediática.
La situación ha avivado el debate sobre la influencia y la lealtad en las decisiones de la entidad, con críticas dirigidas tanto a Carrillo como a Castaño. Mientras algunos defienden la acción como necesaria para el buen funcionamiento de la Ungrd, otros denuncian un trato injusto hacia Castaño debido a su estado de embarazo.
A medida que la polémica continúa, Castaño ha expresado públicamente su descontento y ha defendido su integridad, mientras que Carrillo ha afirmado su compromiso con el buen funcionamiento de la Ungrd. El episodio destaca la complejidad de las relaciones laborales y la necesidad de abordar con sensibilidad las situaciones que involucran a trabajadores en condiciones especiales, como el embarazo.











